Aprobada la nueva Ley de Educación en España, la LOMCE, José García, en su
análisis, se centra en uno de sus cambios centrales: la práctica desaparición
de la presencia de la Filosofía en el nuevo currículum en el Bachillerato. Ya
no será obligatoria la Historia de la Filosofía en el último curso de Bachillerato,
tan solo será optativa para una parte de los alumnos. Las dos principales fuerzas políticas
en España coinciden en su desprecio por una materia la función de la cual es
impulsar mentes críticas, abiertas, formar personas.
El día que Rajoy mató a Kant
Como sus ya innúmeras antecesoras, muerta nada más nacer, la llamada Ley
Wert acaba de instalarse en el BOE a la espera de su anunciada derogación por
el próximo Gobierno socialista. Apenas un suma y sigue, pues, en el crónico
vaivén errático de la educación en España. Tediosa guerra interminable, la de
PSOE y PP a cuenta del modelo escolar y pedagógico, que acaso induzca a error a
los no advertidos. Y es que, dada la virulencia de la riña, podría tenderse a
creer que izquierda y derecha postulan proyectos docentes radicalmente
contrapuestos por lo distintos y distantes entre sí. Y sin embargo, nada más
lejos de la realidad. Porque, contra lo que pudiera parecer, lo que con tanta
pasión cainita se dirime en la Cortes cada dos por tres no es el combate entre
un proyecto progresista y otro fiel a una cosmovisión más o menos conservadora.
Bien al contrario, si en algo coinciden las propuestas docentes de PSOE y
PP es en su común repudio hacia la tradición intelectual conservadora. Nadie se
engañe, el nasciturus de Wert no resulta menos progresista en su
concepción de la enseñanza que cualquier norma pareja alumbrada por el Maravall
de turno. Valga como muestra que el certificado de defunción de la filosofía
como materia de estudio en el bachillerato no lo ha extendido un Gobierno
presidido por Leire Pajín, sino por Mariano Rajoy Brey. Prueba de que en la
llamada derecha no hay un solo conservador. "La idea de Escuela es,
en primer lugar, la de una iniciación seria y ordenada en una herencia
intelectual, imaginativa, moral y emocional". ¿Quién en el Partido Popular
recuerda hoy esas palabras al respecto de Oakeshott, el pensador conservador
más importante del siglo XX? Nadie.
Si la izquierda sueña convertir las aulas en una guardería, la llamada derecha
fantasea con transformarlas en una fábrica. Los unos quieren producir en serie
clones de Peter Pan; los otros, rebaños de auditores, fontaneros, ingenieros
informáticos y… espectadores de Tele 5. Pero ni a unos ni a otros les interesa
lo más mínimo formar personas, el objetivo primero de la educación a lo largo
de los últimos veinte siglos. Precisamente para eso, para forjar seres autónomos
y racionales en las antípodas de la carne de cañón a merced de los demagogos de
turno, se implantó la filosofía en el sistema educativo. Quién sabe, quizá la
misma razón que ha impulsado a suprimirla ahora. "¿Kant? ¿Y ése en qué
equipo juega?", se preguntarán a no tardar las víctimas de Rajoy.
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