9 de noviembre de 1929, Budapest.
Premio Nobel de Literatura 2002.
Obra más conocida : Sin destino.
La película Campos de Esperanza (2005), de la que Imre Kertész fue el guionista, está basada e
su obra Sin destino.
De alguna página web he recogido esta reflexión: "el Holocausto no es un asunto interno
entre judíos y alemanes. Para él significa el punto final de una crisis moral y
espiritual de Occidente, el piélago donde se hundieron los valores que habían
sustentado la civilización europea durante siglos".
Novela semibiográfica.
Historia de un muchacho húngaro (Budapest) enviado a los campos de
concentración (Auschwitz y Buchenwald)
a los 15 años, sobrevive y
regresa a Budapest.
Narración en primera persona, con descripciones muy detalladas de las
vivencias personales y profundas
valoraciones psicológicas y filosóficas.
Sobrecoge la ingenuidad en la forma de percibir la situación cuando empieza
el traslado hacia los campos de exterminio. Inocentemente los muchachos creen
que su traslado es un simple traslado para el trabajo en empresas alemanas.
El autor, más que describir el horror de forma directa, describe la manera
como él lo percibe y como cree que los demás lo viven. Por ejemplo la imagen
dramática en que el convoy llega al campo y el autor nos presenta la imagen de
una pareja de jóvenes abrazados desesperadamente hasta el momento de
su separación, o como uno de sus
jovencísimos colegas no ha podido engañar al equipo de selección (a la muerte o
a la esclavitud del trabajo) dando una edad mayor que la que tiene (muchos,
como el autor, son muchachos de 15 años y el límite para no ser enviado a la
muerte inmediatamente son los 16).
También en la horrorosa situación en los campos existe la humanidad :
algunas personas que ayudan, aquellas sin las que la tragedia todavía lo sería
más y aquellas sin las que, por ejemplo, el narrador, no habría sobrevivido.
Sorprende el trato discriminatorio entre los mismos presos : aquellos
judíos que desprecian a los judíos que no hablan el hebreo, o los que
infravaloran a los que no son nórdicos, o el desprecio hacia los húngaros.
El racismo en Hungría antes y después de la Guerra : el
panadero que desprecia a los judíos y por eso les cobra un precio mayor y les
da menos cantidad de pan de la que les corresponde o, después del regreso a
Budapest, la mujer que desprecia al autor por su aspecto –todavía con el abrigo
del campo- o el cobrador empeñado en cobrarle el billete.
En el fragmento siguiente podemos apreciar la ironía con la que IS muestra
la ingenuidad inicial de los judíos húngaros (y posiblemente de la mayoría):
“Sobre los alemanes me llegaron voces y opiniones de toda clase. Y así, mucha
gente, sobre todo los mayores, que ya tenían experiencia, afirmaban que, fuera cual fuera la opinión que ellos tenían
de los judíos, en el fondo –como por otra parte todo el mundo sabía- los
alemanes eran limpios, honrados, ordenados, puntuales y trabajadores, y valoraban las mismas cualidades en los
demás; en líneas generales, esto se correspondía con lo que también yo sabía y
pensé que seguramente me sería útil lo poco que había aprendido de su lengua en
la escuela”.
También en el fragmento que sigue podemos apreciar cómo IS describe la
ingenuidad, la inocencia, con la que el autor –y hay que pensarlo así- la mayoría
de los judíos vivieron los inicios de su implacable persecución e intento de
exterminio.
“También me di cuenta de que aquella carretera estaba separada del inmenso
terreno por una línea de palos unidos ligados con alambre de espino que
brillaba. Fue fácil adivinarlo: evidentemente,
allá debían vivir los prisioneros. Por primera vez –quizás porque por primea vez
tenía tiempo- me empezaba a interesar, y tenía curiosidad por conocer los
crímenes”.
Estas palabras, después de que el padre del protagonista de la novela había
sido ya enviado a un campo, que él mismo ha sido obligado a trabajar en su
ciudad, que ha sido detenido sin ningún motivo y enviado a una campo como eran enviados
los judíos, como si fueran animales, en condiciones inhumanas y ha vivido ya el
proceso de selección de los “aptos” y los “no aptos”.
En el siguiente fragmento encontramos la descripción del hundimiento
personal, del agotamiento físico y psicológico, de la pérdida de la esperanza y
del sentido de la vida. Por esta situación debieron pasar centenares de miles
de víctimas, que, finalmente vivieron la muerte como un alivio. Sin embargo, el
joven protagonista no murió gracias a la ayuda de algunos de sus compañeros.
“Puedo asegurar que al cabo de un tiempo de muchos esfuerzos, tentativas y
afanes inútiles, yo también encontré la paz, la tranquilidad. Algunas cosas a las que había atribuido una
enorme importancia, incomprensiblemente exagerada, perdieron todo su valor. Po
ejemplo, durante el recuento, cuando estaba cansado de estar de pie, me daba
igual si había fango : simplemente me sentaba, me podía cómodo, y me quedaba de
aquella manera hasta que los de mi lado me hacían levantar a la fuerza. Ya no
me molestaban ni el frío, ni la humedad, ni el viento, ni la lluvia: no me
llegaban, ni siquiera los notaba. Incluso se me pasó el hambre: todavía me llevaba
a la boca todo lo que encontraba, cualquier cosa comestible, pero distraídamente,
automáticamente, digamos que por costumbre. ¿En el trabajo? Ni siquiera
disimulaba. Si no estaban contentos con lo que hacía, como máximo me pegaban.
No me podían hacer más daño y así ganaba tiempo : al sentir el primer golpe, enseguida
me lanzaba al suelo, y el resto de golpes ya ni los notaba porque me quedaba
dormido”.
Sobre Budapest en 1944 http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2012/01/budapest-1944-1.html
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