Teresa
Guerrero, en el diario El Mundo, informa sobre los resultados de una investigación sobre el comportamiento de
los chimpancés. Esta investigación demostraría que el sentido de la justicia no
es exclusivo de la especie humana, también los chimpancés
serían capaces de comportarse respetando ese valor.
Este artículo
es un buen recurso para reflexionar sobre temas de enorme importancia en
terrenos muy diferentes. Por ejemplo sobre el concepto de justicia, central en
la ética y en la política; sobre la teoría científica de la evolución, para poder
entender cómo es posible esta coincidencia entre dos especies
diferentes, pero que vemos cada vez más próximas; sobre las capacidades
mentales o psicológicas necesarias para poder actuar siguiendo criterios
morales, etc.
El sentido
de la justicia de los chimpancés
Imagine que, sin tener que hacer
nada a cambio, le ofrecen una cantidad de dinero que debe repartir con un
compañero. Usted decide el porcentaje que entregará a su colega, aunque él debe
estar de acuerdo con la oferta. Si la rechaza, ninguno de los dos obtendrá nada
y sólo dispone de un intento para lograr el acuerdo. ¿Le ofrecería la mitad?
¿Se quedaría usted con la mayoría (teniendo en cuenta que si él lo rechaza no
obtendría nada)? O bien, para asegurarse de que su colega acepta la oferta, ¿le
entregaría la mayor parte? La mayoría de los adultos que fueron sometidos a
esta prueba, conocida como el Juego del Ultimátum, optaron por repartir al 50%
el inesperado premio.
Los niños humanos y los
chimpancés también tienden a seguir este comportamiento y suelen optar por
repartir de forma ecuánime un premio, según asegura un estudio publicado esta
semana en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).
Según los autores, su investigación demuestra que el sentido de la
justicia no es único de la especie humana, pues también es una característica
de estos simios.
El prestigioso primatólogo
holandés Frans de Waal es uno de los firmantes
de este trabajo, que se realizó con seis chimpancés adultos ('Pan troglodytes')
y 20 niños humanos de edades comprendidas entre los dos y los siete años. El
estudio se realizó en el Centro de Investigación de Primates Yerkes y está
liderado por Darby Proctor, de la Universidad de Emory, en Atlanta (EEUU).
Los resultados obtenidos en los
países occidentales muestran que la mayoría de las personas tiende a
compartir un premio a partes iguales, unos resultados que suelen interpretarse
como una prueba de que en los seres humanos, los criterios de justicia
priman sobre los de beneficio a la hora de tomar una decisión.
Los humanos, afirman los autores,
normalmente ofrecen un porcentaje generoso de la recompensa a sus colegas, una
tendencia que nuestros parientes más próximos no habían seguido en anteriores
experimentos en los que eran sometidos a diferentes pruebas.
Niños humanos y chimpancés
Para llevar a cabo este estudio con chimpancés se modificó el Juego del Ultimátum, un famoso experimento de economía en el que dos personas interactúan de forma anónima una sola vez. Para tener una comparación directa, los autores repitieron el experimento con niños humanos.
Como el experimento se hizo con
niños humanos y chimpancés, no se utilizó dinero. En su lugar emplearon fichas
de colores y la recompensa era comida para los animales y pegatinas para
los niños.
Cada individuo debía elegir entre
dos fichas de diferentes colores que, a través de la colaboración de su colega,
podía ser canjeada por un premio (rodajas de plátano o pegatinas). La elección
de una de las fichas significaba que ambos obtendrían la misma recompensa,
mientras que si se optaba por la otra ficha la mayor parte del premio era para
el sujeto que tomaba la decisión. No obstante, el que decidía necesitaba la
aprobación de su colega, pues tenía que entregarle la ficha a él, que a su vez
se la daba al primatólogo, que era quien les daba los premios. Es decir, era
imprescindible ponerse de acuerdo.
El Juego del Dictador
Según aseguran los autores, tanto los chimpancés como los niños respondieron como suelen hacerlo los adultos humanos. Cuando era necesaria la colaboración del compañero, el que elegía optaba por compartir el premio con ecuanimidad.
Sin embargo, cuando el
colega era un sujeto pasivo y no dependía de él para conseguir el premio,
no eran tan generosos. Tanto los niños como los chimpancés se decantaban por
escoger la ficha con la que ellos obtendrían más comida o pegatinas. Es decir, se
comportaban de manera egoísta. Este experimento se conoce con el nombre del
Juego del Dictador. Al jugador que debe dividir una cierta cantidad de dinero
se le denomina dictador. A diferencia del Juego del Ultimátum, el segundo
sujeto sólo recibe el dinero y para que el dictador consiga el premio no
necesita la aprobación de su colega.
"Antes de nuestro estudio la
comunidad que estudia el comportamiento económico asumía que el Juego del
Ultimátum no podría llevarse a cabo con animales o, si se hiciera, los animales
elegirían la opción más egoísta", afirma el primatólogo Frans de Waal,
coautor del estudio, en una nota de prensa. "Hemos llegado a la conclusión
de que los chimpancés no sólo tienen un sentido de la justicia muy
parecido al de los humanos, sino que podrían tener exactamente las mismas
preferencias que nuestra propia especie", asegura.
Teresa Guerrero
Teresa Guerrero
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