21/8/14

Ecología: un dilema moral



Huella ecológica. Saldo ecológico positivo. Niveles de consumo. Límites sostenibles. En el 2050 tres planetas para satisfacer nuestra demanda. World Wildlife Fund. Mortalidad infantil.
Los números rojos de la tierra
« LA Tierra entra en números rojos» nos anunciaba ayer ABC para explicarnos que el planeta ha superado el 19 de agosto el límite anual de su ecosistema para absorber impactos. «En el año 1961, la humanidad consumía tan solo dos tercios de los recursos naturales disponibles en el planeta. En ese mismo año, la mayoría de los países todavía tenían saldo ecológico positivo, es decir, que su huella ecológica era mucho más pequeña y sostenible. Los niveles de consumo se han disparado y actualmente estamos fuera de los límites sostenibles y necesitamos un planeta y medio para abastecer las necesidades de la humanidad. Si mantenemos esta tendencia, necesitaremos al menos 3 planetas para satisfacer nuestra demanda en 2050, dicen desde WWF».
Estos datos me han traído a la memoria un polémico artículo del periodista irlandés Kevin Myers, publicado en el «Irish Times» en 2008. Abordaba la ayuda a África y ofrecía datos sobre el impacto ecológico mucho más fácilmente contrastables que los de World Wildlife Fund. Quizá alguno de ustedes recuerde la canción «Do They Know It’s Christmas?» con la que Bob Geldof reunió a un grupo de celebridades para concienciar al mundo sobre la hambruna de 1984 enEtiopía. Confieso que sigue siendo parte de mi música favorita. La escucho con frecuencia, aunque ya nunca me trae a la mente las imágenes de los niños con los ojos fuera de las órbitas y suplicando comida. Aquella campaña tuvo una enorme repercusión. Y, por lo tanto, un enorme éxito. Casi un cuarto de siglo después, Myers explicaba cómo las sequías en el Cuerno de África son cíclicas. Y cómo cuando se dio la sequía que movilizó a Geldof Etiopía tenía 33,5 millones de habitantes. Treinta años después –y gracias a las campañas de ayuda a este país– Etiopía tiene hoy 84 millones de habitantes. Pero las sequías siguen llegando con la misma regularidad con que lo han hecho a lo largo de los últimos mil años, en los reinados de los sucesivos Negus. Y la capacidad del país para producir más alimentos no se ha incrementado. Así que ahí sí que hay un impacto medioambiental que no viene precisamente de los aerosoles tan perseguidos por algunas agencias medioambientales. Viene de la vida humana. La acción del hombre ha roto el equilibrio de población que la naturaleza había creado en esa parte del mundo. Y como consecuencia de ello, las estimaciones de algunas agencias fijan en 177 millones la población que tendrá Etiopía en 2050. Es brutal decirlo, pero así ocurre.
La pregunta es si alguien sostiene que es malo haber roto ese equilibrio. Si hubiéramos dejado a la naturaleza seguir su curso, la mortalidad infantil en el Cuerno de África seguiría disparada y estos problemas que tanto preocupan a algunas agencias medioambientales no existirían. El medio ambiente del planeta estaría mucho mejor «protegido» porque las fuerzas de la naturaleza acabarían con la vida humana como lo han hecho durante milenios.
Será por nuestra fe o por la ética judeo cristiana que impregna Occidente, pero creo que casi nadie es partidario de dejar morir a esos seres humanos. Y casi todo el mundo es partidario de darles unas condiciones de vida los más dignas posibles. Y esas condiciones tendrán un impacto medio ambiental. Todo lo que el hombre hace tiene un impacto. Podremos seguir desarrollando medios y técnicas para minimizar ese golpe a la naturaleza, pero lo que ya no se puede es volver atrás. En pleno mes de agosto me gustaría saber cuántos españoles estarían dispuestos a vivir sin aire acondicionado. A pesar del impacto que cada una de nuestras máquinas refrigerantes tiene sobre el medio ambiente.
ABC 21.8.14  RAMÓN PÉREZ-MAURA

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