La peor epidemia de ébola de la historia podría tener curación
El número de enfermos y fallecidos
por culpa del virus del ébola en África Occidental empezó a multiplicarse de
manera matemáticamente exponencial en junio. Hasta entonces, el brote de la
enfermedad parecía uno más de los que se han venido produciendo periódicamente
desde mediados de los años 70 del siglo XX. A partir de junio, podemos decir
que nos encontramos en el peor ataque de ébola conocido en la historia de la
humanidad.
Hasta
el punto de que la Organización Mundial de la Salud ha reconocido que el
mal "se está expandiendo más rápido que nuestra capacidad para
controlarlo". El presidente de Médicos sin Fronteras
ha confirmado los temores: "la epidemia crece sin control".
No
existe cura para el ébola, de manera que la única forma de contener su expansión
es proteger a la población mediante medidas preventivas. Pero, para empeorar
las cosas, por primera vez en la historia también, el personal sanitario (que
se supone cuenta con las mejores medidas de precaución a su disposición) se ha
visto masivamente afectado: más de 100 empleados médicos
han caído enfermos ya.
La
cepa Zaire del ebolavirus, la que ahora nos tiene en vilo, es la modalidad de
ébola más peligrosa. Aunque hasta ahora su índice de
mortalidad ronda el 50 por 100, los expertos saben que puede llegar al
90. Desde que una persona se infecta hasta que aparecen los primeros síntomas
pueden pasar entre 15 y 21 días, suficientes para que el paciente viaje por
todo el mundo antes de comenzar a tener fiebre. ¿Hace falta alguna razón más
para la alarma? Pues aquí la tienen: un trabajo publicado en la revista Nature en 2012 sugería que el
virus del ébola no solo puede transmitirse por contacto directo con los fluidos
corporales de un enfermo sino que puede contagiarse por vía aérea en algunos
casos. Al menos así se hizo entre monos y cerdos aislados y parece haberse
también producido entre primates no humanos sin contacto entre sí.
El
estudio sugiere que los cerdos presentan alguna peculiaridad fisiológica que
favorece la expansión del virus por vía aérea. De momento, sólo si usted está
sentado cerca de un cerdo infectado debe estar preocupado. Pero recordemos que
hace unos años varios granjeros en filipinas adquirieron en su sangre
anticuerpos de la única variedad no africana del ébola (Ebolavirus Reston) a
través de los cerdos que cuidaban y que la gripe porcina nos demostró lo
fácilmente que una pandemia puede expandirse por el mundo a lomos del bello
animal de la vista baja.
Por
si la enfermedad que transmite el ébola no fuera suficientemente alarmante
(fiebres hemorrágicas entre convulsiones y dolores musculares), las
circunstancias especiales de este brote lo han convertido en asunto de máxima prioridad
para medios y para instituciones sanitarias.
Nunca
antes se había expandido tan al oeste de África, nunca antes había traspasado
tantas fronteras, nunca antes había afectado a españoles, nunca antes habían
pisado suelo estadounidense personas enfermas. Nunca antes....
No
cabe duda, estamos ante un caso excepcional de epidemia de ébola, el momento en
el que más cerca nos hemos encontrado de verlo
convertido en pandemia: algo que los expertos siguen considerando
altamente improbable, pero que parece haber dejado de ser imposible.
En
medio de la alarma, cunden las informaciones colaterales que, como los daños de
las guerras, terminan generando víctimas indeseadas. Los medios de Estados
Unidos se hacen a día de hoy eco de tres supuestos
viales cargados con un suero misterioso que abandonaron el país con dirección a
Liberia hace unos días. Parece que se trata de tres dosis de Zmapp que han sido
utilizadas para tratar a sendos enfermos estadounidenses sobre el terreno con "espectaculares
resultados". El medicamento sólo había sido probado previamente en monos.
Científicamente es un anticuerpo monoclonal, una sustancia obtenida de la sangre
de ratones a los que se ha infectado previamente para que generen anticuerpos
naturales. La Agencia para el Control de Amenazas de la Secretaría de Estado de
Defensa acaba de aprobar una millonaria línea de financiación para la empresa
que fabrica Zmapp. Pero, salvo que se declare un protocolo especial de
emergencia, tendrán que pasar años hasta que la sustancia llegue al mercado (no
se han realizado aún ensayos clínicos en humanos con ella).
¿Por qué es el ejército el que sufraga esta investigación?
El ébola, como enfermedad endémica, afectará a unos cuantos miles de africanos.
El pronóstico, por desgracia, no es suficientemente "atractivo" para
los grandes inversores de la industria farmacéutica que no están dispuestos a
gastar miles de millones de dólares en crear una cura para un mal que
consideran demasiado improbable. Pero el gobierno de Estados Unidos tiene otra
preocupación en mente: la posibilidad de que virus como
éste puedan ser utilizados como arma bioterrorista. No en vano la ciudad
de Nueva York puso en práctica esta semana el mayor simulacro de ataque
biológico de su historia. ¿Es una casualidad que haya coincidido con el brote
de ébola?
Sea
como fuere, lo cierto es que la actual crisis puede tener como consecuencia una
espectacular reactivación de la carrera para conseguir la cura definitiva del
mal. La empresa canadiense Tekmira vio cómo crecía un 50 por 100 su cotización
en bolsa hace unos días, después de que se rumoreara que los voluntarios
estadounidenses tratados con el "suero misterioso" habían recibido un
cóctel creado por ella bajo el nombre de TKM-Ebola. El dato se ha desmentido,
TKM-Ebola no ha sido probado en humanos. De hecho, la FDA americana paró hace
meses el primer ensayo clínico con la sustancia por ciertas dudas arrojadas
sobre su seguridad. Pero eso fue antes del último brote de la enfermedad. De
hecho muchos analistas han puesto ahora el foco en Tekmira como la empresa que
cruzará antes que nadie la meta de la curación del ébola, cuando la epedimia
siga creciendo y la urgencia del caso exija relajar los procedimientos para
lograr en tiempo récord una solución. Veremos si tienen razón.
Jorge Alcalde 5.7.14
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