Dignificación
de la filosofía
Profundidad, erudición y
dignificación de la filosofía son los rasgos clave que definen a Gustavo Bueno
como figura ilustre de la filosofía española del siglo XX. Entre su inmenso
bagaje destaca, sobre todo, el gran dominio que poseía de la tradición escolástica
de nuestro país. Era un gran conocedor del pensamiento medieval y un
intelectual sistemático con una hechura de otra época. Abordó temas como la
escolástica, la lógica o la filosofía de la ciencia, sin descuidar otros como
la historia del materialismo o las reflexiones en torno a la política.
Una de las disputas de mayor
relevancia en su carrera fue la que protagonizó junto al filósofo marxista
Manuel Sacristán en torno al papel de la filosofía en relación a la ciencia. La
postura de Bueno difería con la de Sacristán en que para él la filosofía era
una disciplina con estatus propio, separada de la ciencia y que tenía valor por
sí misma. Sacristán defendía que ésta era una disciplina de apoyo de la ciencia
y que, sin ella, su valor se veía profundamente reducido. Con el paso de los
años ha sido la postura «Buenista» la que ha terminado por imponerse.
En cuanto a su labor como
profesor, uno de sus grandes méritos consistió en la dignificación de la
universidad mediante el desarrollo del pensamiento filosófico en el propio
ámbito académico, algo que lamentablemente se ha ido perdiendo en los últimos
años. El paso por las aulas donde impartía su magisterio ha dejado una profunda
huella. Su legado ha dado lugar a toda una escuela no solo filosófica, sino de sabiduría.
Una escuela que cosecha devotos por toda España. Con la aparición de la
Fundación Gustavo Bueno, de algún modo ya no se le percibía como un individuo
sino como una institución del pensamiento en nuestro país. Durante sus últimos
años se mostró quizás demasiado interesado por los temas de actualidad y
participó de manera frecuente en debates de este calado. Los medios y la
incomprensión de sus ideas terminaron por distorsionar su figura. Cuando el
filósofo abandona la realidad para imbuirse en la actualidad, termina por dar
opiniones que son tan banales como las de cualquier otra persona. Escribió
bastantes libros sobre estos temas, pero no estaban a la altura de sus
pensamientos filosóficos más profundos.
8 ago. 2016 ABC JAVIER GOMÁ
La banalidad de la realidad queda reflejada en sus trabajos más populares, querrá decir.
ResponderEliminar"Cuando el filósofo abandona la realidad para imbuirse en la actualidad" = Sorprendente,curiosa,interesante contraposición.
Eliminar"La banalidad de la realidad queda reflejada en sus trabajos más populares" = Muy interesante observación
Gracias
"Cuando el filósofo abandona la realidad para imbuirse en la actualidad, termina por dar opiniones que son tan banales como las de cualquier otra persona. Escribió bastantes libros sobre estos temas, pero no estaban a la altura de sus pensamientos filosóficos más profundos." No estoy de acuerdo. ¿Desde cuándo GB abandonó la realidad...? ¿Desde cuándo GB ha dado opiniones banales...? ¿Desde cuándo 'cualquier otra persona' ha dado opiniones como las de GB...? ¿Desde cuándo estos temas no han estado a la altura de sus pensamientos filosóficos más profundos...? Lo siento, no puedo estar de acuerdo.
ResponderEliminarTodo el mundo tiene algo que decir..., pero ¿Hay que respetarlo...?
"Cuando el filósofo abandona la realidad para imbuirse en la actualidad, termina por dar opiniones que son tan banales como las de cualquier otra persona"
ResponderEliminarA mí también me parece que,sobretodo,esta afirmación es muy discutible.
Gracias por sus comentarios