27/1/17

La revuelta de la calle Rosenstrasse. Luis del Pino

La revuelta de la calle Rosenstrasse
Déjenme que les hable de un episodio de la historia alemana muy poco conocido.
Antes de 1943, había en Alemania dos grupos de judíos que se habían salvado hasta el momento de ser deportados a los campos de concentración, por motivos distintos.
El primero de esos grupos era el de los judíos que estaban cualificados para trabajar en las fábricas. Alemania soportaba un ingente esfuerzo bélico, que hizo preciso reclutar para el trabajo incluso a las mujeres, así que al principio de la guerra se evitó privar a las industrias de los trabajadores judíos.
El segundo grupo era el de los judíos casados con mujeres no judías. Durante 10 años, el régimen nazi había empleado todas las armas de la persuasión para convencer a esas mujeres de que se divorciaran de sus maridos judíos, pero lo cierto es que el 90% de ellas se negaron. Expulsados de sus trabajos, rechazados por sus vecinos, impedidos por ley de realizar numerosas actividades, la vida de esos judíos y de sus esposas era durísima, pero el régimen nazi había evitado deportarlos hasta ese momento.
Pero a principios de 1943, los nazis decidieron dar una nueva vuelta de tuerca, y librar a Alemania de sus últimos judíos, comenzando por Berlín. Al amanecer del 27 de febrero, efectivos de policía, agentes de la Gestapo y una división de élite de las SS dieron comienzo a una batida en la capital alemana, en la que 10.000 judíos fueron sacados de sus casas o de sus lugares de trabajo. Todos los que no estaban casados con mujeres arias, más de ocho mil, fueron llevados a centros de internamiento situados fuera de la ciudad, y de allí al campo de concentración de Auschwitz, donde terminarían siendo asesinados.
Pero los judíos casados con mujeres arias, unos 1.700, fueron separados del resto y encerrados en un centro de detención dentro de la ciudad, en la calle Rosentrasse.
Cuando comenzó a correr la voz de adónde habían llevado a sus maridos, las esposas de aquellos judíos se dirigieron a la calle Rosentrasse, para pedir noticias de los detenidos y suplicar que los soltaran, por supuesto sin éxito. Las horas pasaban y centenares de mujeres se agolpaban en la puerta de aquel centro, sin saber muy bien qué hacer.
Y las horas continuaron pasando y cayó la noche. Pero la multitud de mujeres allí congregada, lejos de atender las órdenes de volver a su casa, siguió allí a la puerta. Conmocionadas y desesperadas, perfectamente conscientes del destino que esperaba a sus maridos, se negaban a irse, sabiendo que, de hacerlo, les abandonaban a su suerte.
Y pasó la noche y llegó la mañana. Algunas mujeres habían vuelto a sus casas, a atender a sus hijos, o habían tenido que irse a sus trabajos, pero otras mujeres habían ido llegando para tomar el relevo. La multitud siguió creciendo. Comenzaron a unirse a aquella concentración otros familiares, y conocidos y amigos de los encerrados. Y comenzaron a escucharse los primeros gritos: "¡Devolvédnoslos! ¡Dejadnos ver a nuestros maridos!".
Desafiando las temperaturas bajo cero, las mujeres siguieron allí a la puerta otra noche más. Y al día siguiente, tercer día de protesta, comenzaron a unirse a la multitud las primeras personas que nada tenían que ver con ninguno de los detenidos. Así es como describe esa congregación espontánea una de las mujeres que vivieron aquellos hechos:
" Yo acudía cada mañana a Rosenstrasse antes de ir a trabajar. Y siempre había allí una marea de personas. Nadie organizaba o instigaba la protesta. Simplemente, la gente estaba allí. Exactamente igual que yo."
Y los tres días se convirtieron en cuatro, y los cuatro en cinco. Y cada vez era mayor el número de personas y cada vez eran más coléricos los gritos exigiendo que aquellos judíos fueran liberados. Y lo que comenzó como una reunión de mujeres buscando desesperadamente tener noticias de sus maridos fue adquiriendo un tinte cada vez mayor de protesta política. Seis mil personas llegaron a juntarse delante de aquel dentro de detención. De modo que Goebbels, Ministro de Propaganda y Jefe Local del partido nazi en Berlín, decidió que era preciso disolver aquella concentración que amenazaba con irse de las manos.
Sin previo aviso, el 4 de marzo, los guardias del centro de detención salieron a la calle y montaron las ametralladoras. Una de las protagonistas de aquella historia cuenta que aquel día hacía tanto frío, que las lágrimas se les congelaban en las mejillas.
El jefe del operativo se dirigió a los manifestantes para darles un ultimátum: si no despejaban la calle de inmediato, abrirían fuego.
La multitud, enfrentada a los cañones de las ametralladoras, comenzó a retroceder, pero entonces una voz gritó "¡Asesinos!". Y aquellas mujeres comenzaron a corear al unísono "¡Asesinos! ¡Asesinos!".
Y tras muchos minutos de confusión, y mientras las mujeres se negaban a dispersarse y arreciaban los gritos, los guardias recibieron la orden de desmontar las ametralladoras y replegarse hacia el centro de detención.
Dos días más tarde, el 6 de marzo, después de una semana continuada de protesta, Goebbels dio la orden de liberar a aquellos 1.700 judíos. Unos pocos centenares de mujeres habían conseguido doblegar al régimen de Adolfo Hitler.
Las protestas de Rosenstrasse - silenciadas, por supuesto, por el régimen nazi - evitaron de forma directa que esos 1700 judíos encerrados en el centro de detención fueran enviados a Auschwitz. Pero salvaron, de forma indirecta, a otros 30.000 judíos en toda Alemania que estaban casados con mujeres no judías, porque el régimen nazi ya no se atrevió a ordenar posteriormente su deportación.
De hecho, al acabar la guerra, el 98% de los judíos sobrevivientes en Alemania pertenecían a este tipo de matrimonio mixto.
¿Cómo fueron capaces esas mujeres de hacer aquello? Pues, simplemente, porque era lo que tenían que hacer. Así es como lo resume una de aquellas esposas, Elza Hozler: "Cuando mi marido necesitó que le protegiera, yo le protegí".
Lo cual plantea la pregunta, claro está, de si no se hubiera podido hacer mucho más contra el régimen nazi. El episodio de Rosentrasse demuestra que hasta uno de los regímenes más sanguinarios de la Historia era capaz de recular, cuando percibía que la represión podía volver a la opinión pública en su contra.
Así que, si unos centenares de mujeres desarmadas fueron capaces de doblarle la mano a Goebbels y a Hitler, ¿qué más se hubiera podido lograr, sólo con que hubiera habido más gente dispuesta a hacer en cada momento aquello que estuviera a su alcance?
Luis del Pino
- Seguir leyendo: http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/la-revuelta-de-la-calle-rosenstrasse-912Editorial del programa Sin Complejos del sábado 19/FEB/2011: "La revuelta de la calle Rosenstrasse"
https://plus.google.com/107400964288708653564/posts/1rKYMDpF2dx

11/1/17

Antoine de Saint-Exupéry



«Te hemos atrapado y fusilado. No pensabas como nosotros...» 

Antoine de Saint-Exupéry fue testigo de la contienda española como corresponsal de «L’Intransigeant» y «París-Soir» entre 1936 y 1937. Conoció el absurdo fratricida de primera mano y es a partir de estas crónicas cuando reflexionará sobre la paz en una Europa que estaba abocada a la guerra.

9/1/17

Zygmunt Bauman



Zygmunt Bauman
El filósofo polaco Zygmunt Bauman ha fallecido a los 91 años en Leeds (Reino Unido), localidad en la que residía desde hace años, según ha anunciado el periódico «Gazeta Wyborzca».
Padre de la «modernidad líquida», Bauman nació en 1925 en Poznan (Polonia), en el seno de una familia judía humilde que se trasladó a la URSS tras estallar la Segunda Guerra Mundial. Terminado el conflicto, Bauman regresó a Polonia y ejerció la docencia en la Universidad de Varsovia, hasta que en 1968 se exilió de nuevo por razones políticas. Durante unos años vivió en Israel y fue profesor en la Universidad de Tel Aviv hasta 1970.
Catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Leeds, a lo largo de su prolífica y dilatada carrera académica impartió clases en universidades de Estados Unidos, Australia o Canadá, y en The London School of Economics.
Con su análisis sobre los vínculos entre la modernidad, el nazismo y el comunismo posmoderno logró un gran reconocimiento internacional, que se vio traducido en numerosos premios, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (junto con Alain Touraine, en 2010), el European Amalfi Prize for Sociology and Social Science (1992) y el Theodor W. Adorno Award (1998).
El profesor Bauman contribuyó al desarrollo de las ciencias sociales mediante la creación de conceptos como la «teoría de la modernidad líquida», que define los tiempos actuales como una era de cambio y movimiento constantes, en la que el hombre está huérfano de referencias consistentes y los conceptos son más inestables que nunca. Sus teorías ejercieron una gran influencia en los movimientos antiglobalización.
Su obra
La obra ensayística de Bauman, que comenzó en los años 50, alcanzó fama internacional en los 80 con títulos como «Modernidad y holocausto» (1989), donde define el exterminio judío como un fenómeno relacionado con el desarrollo de la modernidad.
Autor de 57 libros y más de 100 ensayos, entre sus obras más significativas destacan «La modernidad líquida» (2000), considerada su obra cumbre, en la que observa cómo el capitalismo globalizado está acabando con la solidez de la sociedad industrial; «Amor líquido» (2005); «Vida líquida» (2006); «La cultura como praxis» (1973); «La posmodernidad y sus descontentos» (1997); «La globalización: consecuencias humanas» (1998); «En búsqueda de la política» (1999); o «La sociedad individualizada» (2001).
En 2005 publicó «Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias» (2005), donde exponía las consecuencias inevitables de la modernización, tales como las migraciones, los refugiados, el desempleo, la nueva pobreza y la necesidad de fijar identidades.
Pensamientos
En su última entrevista en ABC, concedida con motivo de la conferencia que ofreció en la Fundación Rafael del Pino de Madrid tras la publicación de «¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?» (2014), Bauman aseguró que «la distancia entre pobres y ricos está agrandándose a un ritmo sin precedentes». El filósofo, que se mostró «úcido, cordial, directo y ágil» durante la conversación dijo que «el estado de bienestar no fue fruto de una decisión partidista» y tachó de falsedad «que si los ricos se hacen más ricos será bueno para todos».
Consciente de que la ciudadanía ha perdido «la fe en las instituciones políticas», Bauman consideraba que «la soberanía del Estado territorial se ha convertido en una ilusión» y que «internet provoca más divisiones que unificaciones». «El futuro está en las ciudades, en los alcaldes», terminó diciendo el filósofo.         
ISABEL PERMUYABC

4/1/17

2017,el año de nuestra vida. Gabriel Tortella



2017, el año de nuestra vida
"Hoy es el primer día del resto de tu vida". Esta frase estaba muy en boga en Estados Unidos cuando yo estudiaba allí y, aunque tautológica, me pareció ingeniosa. No tiene autor que yo sepa, pero debe haber sido ideada por un médico o psicólogo, porque al parecer se la decían a los pacientes de reformatorios y clínicas de rehabilitación para que se dieran cuenta de la importancia de sus acciones presentes.

2/1/17

Las religiones minoritarias son las más cultas

Las religiones minoritarias son las más cultas 

Un estudio mide el impacto de las religiones sobre el nivel educativo de sus adeptos


La religión no influye en el nivel de educación de sus adeptos de igual forma en todas partes, ha descubierto un estudio que ha analizado el impacto de una confesión religiosa sobre el nivel de educación de sus adeptos en más de 70 países, del que informa Daily Science.