A continuación expongo el discurso
de Martha Nussbaum en el acto de entrega de los Premios Príncipe de Asturias.
En este discurso resume su aportación filosófica en el terreno de la
economía y de la vida cotidiana. Es muy interesante ver como la Filosofía no es
sólo una disciplina teórica sino que tiene también una importante dimensión
práctica, que en el caso de MN es de una aportación de un valor extraordinario.
También llama la atención su opinión sobre el valor de las humanidades :
impresiona su contundencia al decir que las humanidades nos aportan el
conocimiento de nosotros mismos, el sentido de la justicia y son condición
imprescindible para el desarrollo de las sociedades. Comparto estos comentarios
y pienso en el lugar cada vez más irrelevante de las humanidades en el sistema
educativo español o a veces incluso totalmente inexistente como en el caso de
la Formación Profesiona. Los alumnos de Ciclos Formativos no estudian ninguna
materia de tipo humanístico (Lenguas, Historia, Filosofía). ¡Qué lástima que
los chicos de 16 o más años ya no estudien estas materias!
Ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2012
INTERVENCIÓN DE LA SRA. MARTHA C. NUSSBAUM
Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales
Oviedo, 26 de octubre de 2012
Majestad, Altezas, Galardonados con los Premio Príncipe de Asturias, Distinguidas
autoridades,
Señoras y Señores:
Me siento conmovida y humildemente honrada por esta distinción, que fue
toda una sorpresa para mí. Les debo a todos ustedes, y a toda la gente de
Asturias, mi más afectuosa gratitud por este reconocimiento. Hay algo
verdaderamente sorprendente en este Premio, y a ello quiero dedicar mi breve
discurso. Lo sorprendente es que estoy recibiendo el Premio de Ciencias
Sociales y, sin embargo, yo provengo de las Humanidades, soy una filósofa que
ha trabajado no
solo en la filosofía política, sino también en la naturaleza de las
emociones y de la imaginación y en el problema de la interdependencia y
vulnerabilidad humanas, a menudo recurriendo a obras literarias y musicales
para dilucidar estas cuestiones. No obstante, no creo que sea erróneo
clasificar mis contribuciones dentro de las Ciencias Sociales.
Lo que he hecho a lo largo de los años es desarrollar (en colaboración con
economistas) lo que se conoce como el enfoque del desarrollo humano, o el enfoque
de las capacidades. Se trata de un enfoque que sostiene que el crecimiento
económico, medido por el PIB per cápita, no es suficiente para evaluar la
calidad de vida nacional ya que realmente no capta
qué es lo que la
gente está luchando por conseguir. El enfoque del PIB hace
caso omiso a la distribución, por lo que puede dar una alta calificación a
naciones que guardan alarmantes desigualdades de oportunidades. E ignora
además el hecho de que una vida humana próspera tiene muchas partes que varían
unas de otras independientemente, e independientemente, también, del
crecimiento económico regional o nacional. Una nación puede tener un alto
crecimiento sin libertad política o religiosa; pero la gente desea tener una
voz sobre su vida política y moral. Una nación también puede crecer bien sin
una distribución adecuada de las oportunidades de educación, de asistencia
sanitaria o de la preservación básica de la integridad corporal –como muestra
con tanta claridad mi próspero país, con sus luchas sobre la educación y la
asistencia sanitaria y su historial lamentable de violencia de género. Lo que
nosotros hemos estado defendiendo, entonces, es que la medida correcta de
desarrollo se focaliza en las personas, es sensible a la distribución, y es
plural; refleja el hecho de que la gente no lucha
por la renta nacional, lucha por una vida con sentido para ellos mismos.
Al desarrollar una lista de las capacidades humanas
centrales, que afirmo son los requisitos mínimos de una vida conforme a la
dignidad humana, he tratado de dar
cuerpo a estas ideas y de sugerir algunas metas concretas para todas las naciones.
Creo que este trabajo es sin duda una contribución a las Ciencias Sociales
y a la economía del desarrollo, en particular. Con frecuencia la economía se
centra de forma restringida en el crecimiento; pero en el fondo se trata de una
disciplina normativa enfocada en las personas, y precisa lo que tenía en sus inicios,
el input de la filosofía, para articular los objetivos de una buena sociedad
que sea sensible a las personas.
La importancia que tiene la filosofía para la economía
sugiere algo más, lo que constituye otro tema de mi trabajo: necesitamos una
educación bien fundada en las humanidades para realizar el potencial de las
sociedades que luchan por la justicia. Las humanidades nos proporcionan no solo
conocimientos sobre nosotros mismos y sobre los demás, sino que nos hacen reflexionar
sobre la vulnerabilidad humana y la aspiración de todo individuo a la justicia,
y nos evitarían utilizar pasivamente un concepto técnico, no relacionado con la
persona, para definir cuales son los objetivos de una determinada sociedad. No
me parece demasiado atrevido afirmar que el
florecimiento humano requiere el florecimiento de las disciplinas de
humanidades. Por lo tanto, agradezco que la Fundación Príncipe de Asturias
haya reconocido a las humanidades como una parte importante del pensamiento
social para el futuro.
http://www.abc.es/20121026/cultura/abci-discursos-premiados-principe-asturias-201210261942.html
Los subrayados son míos
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