Hombres y gorilas, unidos por el cromosoma Y
Una de las
regiones más desconocidas del genoma revela que el hombre es más cercano al
gorila que al chimpancé
Hoy
es pequeño y de apariencia insignificante, pero en su día el cromosoma Y, que
es el responsable de que un mamífero tenga la apariencia de un macho o no la
tenga, fue tan grande como un cromosoma X. Al menos hasta que un «accidente» de
la evolución lo transformó radicalmente y le hizo perder genes a un ritmo
lento, pero también inexorable. Hasta tal punto, que algunos investigadores han
vaticinado su desaparición.
Pero
esta pequeña hebra de material genético no ha dicho aún su última palabra.
Sigue cobijando los genes clave de la fertilidad masculina y en su interior aún
esconde secretos sobre la evolución y la genética que los científicos
desconocen. En un estudio publicado ayer en la revista «Genome Research»,
investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos)
presentaron una nueva metodología para desentrañar los secretos que aún esconde
el cromosoma Y. En su primer intento, han concluido que el Y de los humanos es
más similar al de los gorilas que al de los chimpancés en algunos aspectos.
«Sorprendentemente,
descubrimos que, en muchos sentidos, el cromosoma Y del gorila se parece más al
del humano que al del chimpancé», declaró Kateryna Makova, la investigadora
principal del estudio. Aunque desde hace tiempo se sabe que los cromosomas Y
del gorila y del humano tienen un aspecto similar y diferente al de los
chimpancés, en esta ocasión los científicos han podido aportar nuevas pruebas.
«Está
sobradamente demostrado que, genéticamente, los humanos nos parecemos más al
chimpancé que al gorila», explicó a ABC Tomás MarquesBonet, investigador Icrea
en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC/UPF). «Pero en este caso los
investigadores han descubierto que el gorila y el humano tienen en común
ciertas secuencias repetidas y cambios en sus genomas que no comparten con el
chimpancé», añadió.
El
origen de la contradicción está en que los chimpancés acumularon a lo largo de
la evolución una serie de cambios en zonas concretas del cromosoma Y, que
afectan al modo de leer el material genético, pero que no afectan a la
secuencia de genes.
Al
margen de estas comparaciones, Marques-Bonet explicó que la importancia de este
estudio está en que pone a punto una nueva metodología genómica que permite
leer una de las regiones del genoma más desconocidas, (llamada chrY), que, como
otras zonas complejas y repetitivas, los investigadores apenas son capaces de
secuenciar.
Territorio
desconocido
Precisamente
el cromosoma Y es uno de los mayores retos. «Es muchísimo más complejo que
cualquiera de los otros cromosomas, incluyendo el X», aclaró. De ahí la
importancia de que este estudio haya diseñado un método para sencuenciarlos, y
que lo aplique a grandes simios.
Gracias
a esto, se podrá entender un poco mejor la evolución de esta pequeña pieza de
la evolución de los primates (incluyendo al humano), e incluso se podrá
aprender algo acerca del Y de los hombres, clave en la fertilidad. Pero no solo
eso. Este estudio es una prueba de que habrá nuevas metodologías para
secuenciar genomas que hoy son 30 veces más caras que las convencionales, pero
que son capaces de adentrarse en las partes del genoma que aún están en la
sombra.
3.3.16 ABC GONZALO LÓPEZ SÁNCHEZ
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