Refexión sobre la democracia en la actualidad.
¿Criticar la democracia? Populismos. Sociedad abierta.Tony Judt. El acceso al poder
de minorías totalitarias.Sociedades democráticas infantilizadas. La destrucción
y neutralización de las instituciones democráticas.
H. Tertsch viene a detallar en su artículo lo que
entendemos como características de las distopías o contrautopías que detallaron
autores como G. Orwell en 1984 o
Huxley en Un mundo feliz o que hemos
podido ver también en películas como Gattaca
o La Isla. Tenemos cada vez más la impresión
de estar asistiendo a un fenómeno de creciente deterioro de la democracia:
pactos a espaldas de los ciudadanos, crecimiento constante de opciones
populistas y totalitarias, impunidad ante el incumplimiento de la ley, aumento
de la corrupción. Parece que los ciudadanos nos veamos cada vez más como víctimas
de un sistema que controlan manos ajenas a nosotros.
EL DESMÁN DEMOCRÁTICO
La
perfecta dictadura llega cuando una jauría indignada aúpa a unos totalitarios
al poder
en elecciones de venganza
en elecciones de venganza
HACE falta hoy tanto valor para criticar a la democracia como para criticar
a un tirano. Porque en la actual democracia, inmediata por mediática y por
interconexión permanente, las masas dirigidas a golpe de consigna no toleran
que la razón y lo que es más grave, la ley, cuestione su propia tiranía. Por lo
que ley, inteligencia y razón cada vez juegan un papel menor en la toma de
decisiones. Lo estamos viendo en España con sus dos populismos, el nacionalista
y el ultraizquierdista. Ambos tienen por objetivo arrollar las instituciones y
lo hacen «en nombre de la democracia». Frente a ellos, la democracia debilitada
por la corrupción y los políticos mediocres parece inerme. Dos grandes
intelectuales anglosajones, ambos historiadores, lo hacen en un memorable libro
titulado «Pensando el siglo XX». Es la transcripción de una larga conversación
de dos años que mantuvo Timothy Snyder con Tony Judt mientras este esperaba la
muerte aquejado de «esclerosis lateral amiotrófica» ELA. Snyder y Judt dan por
sentado que la democracia no garantiza una sociedad abierta. Y que la huida de
la política de los individuos de mayor calidad y altura moral hace el deterioro
dramático. Judt dice «tenemos que reconocer que hay sociedades no democráticas
que eran objetivamente menores que estas democracias». Snyder añade, la idea
del imperio de la ley y el constitucionalismo son históricamente y también
éticamente superiores». Lo terrible es que no hay una solución viable a este
deterioro que hace de las sociedades democráticas infantilizadas, carne de
cañón del populismo y de la demagogia recurrente a los lemas más simples y los
más bajos instintos. Lo cierto es que nadie se atreve, a denunciar y debatir
las evidentes y ya muy probadas y peligrosas debilidades de este sistema que
Churchill llamó, probablemente con razón, el menos malo de todos los
existentes. Churchill dijo también que la democracia era ese sistema en el que,
si sonaba el timbre de madrugada, se tenía la certeza de que era el lechero. Y
de hecho eso era así en la época del gran estadista británico, en el que el
mundo se componía de colonias, dictaduras y el Estado de Derecho solo existía
en las pocas democracias y en estados autoritarios.
Hoy todo es más complicado y tenemos ya muchos sistemas en los que gobierna
una mayoría resultante de las urnas, pero si suena el timbre de madrugada,
nunca es el lechero y siempre la policía política. Países que tienen
nominalmente partidos legales de oposición y campañas electorales, pero en los
que el Estado de Derecho es inexistente. Son los regímenes de esas dictaduras
casi ideales en las que los tiranos dejan votar tranquilamente porque al final,
lo que importa es, como decía Stalin, «quien cuenta esos votos» y eso lo hace
el poder. Porque las instituciones democráticas han sido destruidas,
neutralizadas o vaciadas. Hay países que avanzan ya de nuevo hacia esas
«democracias populares», eufemismo que ya se utilizó para denominar a las
dictaduras de corte soviético. Ejemplos de ello son repúblicas de Asia Central,
lo es también la Rusia de Vladimir Putin y lo son las repúblicas bolivarianas
en las que las instituciones ya son meros órganos de ratificación y blanqueo de
los caprichos del caudillo y la casta dirigente. Las masas llevan al poder a
una minoría totalitaria. Y ésta desde el poder lleva a cabo unas
transformaciones de instituciones y estructuras, también de propiedad
mediática, que al término de la legislatura hacen imposible una competencia en
buena lid. La perfecta dictadura llega cuando una jauría indignada aúpa a unos
totalitarios al poder en elecciones de venganza y después se convierte en el
rebaño de la dictadura con una oposición testimonial y dividida. HERMANN TERTSCH ABC 4
nov. 2014
http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20141104/sevp-desman-democratico-20141104.html
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