Óvulos
y esperma de laboratorio, el último dilema ético
Desde que se aprendió a
reprogramar el reloj biológico de las células adultas, una técnica que permite
transformar una célula de la piel o de un cabello en una neurona o en
cualquiera de los 220 tipos celulares que componen el organismo, la medicina
regenerativa es una de las grandes esperanzas del siglo XXI. El hallazgo de
esta herramienta logró además zanjar de un plumazo el eterno debate sobre la
utilización de células madre embrionarias. Ya no era necesario destruir
embriones para intentar curar porque se conseguía el mismo objetivo utilizando
células adultas de nuestro propio organismo.
Pero esta poderosa técnica
que nos permite soñar con restaurar corazones o crear riñones para trasplante,
es la misma que permite fabricar óvulos y espermatozoides, una línea roja que
trazan algunos expertos en bioética.