UNA
JUEZA
«NOSOTROS no intentamos,
queremos, apetecemos ni deseamos algo porque lo juzguemos bueno, sino que, al
contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo intentamos, queremos,
apetecemos y deseamos». La mistificación autocompasiva guía el automatismo
gracias al cual cada humano recubre con valores positivos aquello que él
anhela, y maquilla con tintes abominables aquello a lo cual apunta el anhelo de
su contendiente. Comprender el engaño sobre el cual esa valoración funciona
está en la base de la ética moderna. He reproducido aquí la más clara de sus
formulaciones: la de un judío español que escribe en la libre Holanda del XVII.
Pero, con variedades y matices, esa tesis es común a los grandes moralistas del
Barroco: bueno o malo son las máscaras imaginarias bajo las cuales gustamos
comparecer ante el espejo sin morirnos de asco. No hay subjetividad humana que
pudiera soportarse a sí misma sin tal apaño. En eso, todos somos iguales:
«autómatas», diría otro de los más grandes de aquel siglo.