Un héroe de la Resistencia polaca
Cinco días antes de morir, Wladyslaw Bartoszewsky habló en la conmemoración
del Levantamiento del Gueto de Varsovia, del que era un testigo vivo. Fue la
última demostración de un compromiso con Polonia que empezó con 17 años cuando,
al ser invadido su país por las tropas alemanas, se alistó como camillero. Era
septiembre de 1939. Exactamente un año después, sufrió el yugo del ocupante
nazi al ser detenido en una redada. Su destino fue Auschwitz y su número de
prisionero el 4427.
Gracias a la Cruz Roja, pudo salir de tan siniestro lugar al cabo de unos
meses. Pero lo que vio le marcó de por vida. De ahí su inmediata adhesión a la
Resistencia, en cuya estructura ascendió rápidamente los peldaños: en el otoño
de 1942, ya era un miembro muy activo del Comité de Ayuda a los Judíos, de
nombre secreto Zegota, que dependía del Gobierno polaco exiliado en Londres.
Al mismo tiempo, Wladyslaw Bartoszewsky –que a lo largo de su vida mostró
una especial habilidad en simultanear varias actividades– ejercía de periodista
en dos revistas católicas. Sin embargo, exhibió su valía en los dos
acontecimientos más señalados de la II Guerra Mundial en Polonia. Durante el
levantamiento del Gueto de Varsovia, entre abril y mayo de 1943, asistió a los
judíos perseguidos; y en el verano de 1944, participó en el alzamiento de la
capital, desempeñándose como propagandista radiofónico.
Su obligada huida de Varsovia tras el fracaso de la operación fue un
estímulo más para seguir resistiendo hasta el final de la guerra. Le tocó
entonces participar en otra resistencia, mucho más larga: de objetivo nazi
Bartoszewsky se convirtió en uno de las personas más acosadas por el régimen
comunista: durante cuatro décadas, su existencia estuvo plagada de detenciones
arbitrarias. Su calvario comenzó en 1946 cuando se hizo miembro del Partido del
Pueblo Polaco, que no tardó en ser disuelto. El peor momento fue el lustro que
pasó, de 1949 a 1954, entre los barrotes de varias cárceles.
Tal vez su única satisfacción en aquellos años fue el poder viajar en 1963
por varios países democráticos, entre ellos Israel, que aprovechó su presencia
para distinguirle como Justo entre las Naciones por su protección a los judíos.
Años más tarde, fue investido ciudadano honorario del Estado hebreo.
No se exilió, sus convicciones nunca flaquearon y estuvo presente en todas
las iniciativas opositoras. El 21 de agosto de 1980, fue uno de los primeros en
firmar el manifiesto de apoyo al recién nacido sindicato Solidaridad. Ya en
democracia, Bartoszewsky fue embajador en Austria y participó en varios gobiernos
–ostentó dos veces la cartera de Exteriores– y fue hasta el final un referente
moral de Polonia. Sin ir más lejos, fue crítico con Lech Kaczynsky: no
compartía su empeño en reavivar tensiones con Alemania y Rusia. Bartoszewsky
era ante todo pacífico, liberal y europeísta.
28 abr. 2015 ABC JOSÉ MARÍA BALLESTER ESQUIVIAS
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