El sociólogo de la modernidad agrietada
Se convirtió en uno de los
intelectuales más destacados de la sociología alemana
LA sociedad contemporánea padece las consecuencias de sus éxitos, no de sus
fracasos: el terrorismo global como respuesta al triunfo de la modernidad, la
amenaza del cambio climático deriva del éxito de la industrialización, el
desempleo masivo es consecuencia del aumento y eficacia de la productividad, y
el envejecimiento de la población gracias a la medicina que aumenta la
expectativa de vida. Es una de las tesis del sociólogo alemán Ulrich Beck,
fallecido en Nochevieja víctima de un infarto a los 70 años: «un sutil pensador
original», «de sorprendente generosidad intelectual y radical espíritu
abierto», recuerda su colega, el profesor Paul Gilroy. Acusado de «alarmista»
por Niklas Luhmann pero fiel a su postura cosmopolita, Beck aportó dos
conceptos claves a la sociología alemana: «sociedad del riesgo» y «segunda
modernidad», siempre desde ángulos como la ecología, la individualización y la
globalización.
Ulrich Beck nació el 15 de mayo de 1944 en Słupsk (Polonia) y ha fallecido
el 1 de enero de 2015 en Múnich, Alemania. Como sociólogo aportó dos conceptos
claves a la sociología alemana: «sociedad del riesgo» y «segunda modernidad»,
desde ángulos como la ecología, la individualización y la globalización
Beck se convirtió en uno de los intelectuales más destacados de la
sociología alemana y europea gracias a su bestseller «La sociedad del riesgo»
(1986), traducido a 35 idiomas. Amigo del filósofo Jürgen Habermas y crítico
duro del nacionalismo de «crisis económica», Beck culpó a su propio país de
demoler el proyecto europeo: en su último libro titulado «Una Europa alemana» (2012)
crítica a Berlín y a la canciller Angela Merkel que en lugar de europeizarse
han alemanizado a Europa. Profesor de sociología en varias universidades
–incluidas las alemanas de Münster y Múnich– y en la London School of
Economics, el profesor fue defensor de «un imperativo cosmopolita» de igualdad
económica, welfare y diversidad cultural que produzca un individuo que admire
al otro más por sus diferencias que por sus semejanzas.
El sociólogo creció junto a sus cuatro hermanas en Hannover, en el oeste de
Alemania, y estuvo casado con la también socióloga Elisabeth Beck-Gernsheim
especializada en inmigración y familia, y que publicó entre otros el conocido
libro «El tan normal caos del amor» (1990). En los últimos años, Beck trabajaba
en la investigación de las cambiantes condiciones del empleo en el creciente
capitalismo global, así como la pérdida de poder de los sindicatos y la
flexibilización de los procesos de trabajo. Los «riesgos globales» escapan a la
capacidad de control de los estados, afirmó Beck, los que sin embargo
instrumentalizan el miedo con medidas de seguridad creando mecanismos de
observación de la población que no hacen más que disminuir la libertad del
individuo. «En situaciones de clase el ser determina la conciencia, mientras
que en situaciones de riesgo es al revés, la conciencia determina el ser»,
comenta Beck insistiendo acerca del retorno de la incertidumbre –riesgo como
reconocimiento de lo impredecible y de las amenazas de la sociedad industrial–
en una sociedad reflexiva, donde la sociedad se vuelve un problema para sí
misma.
7 ene. 2015 ABC JOSÉ-PABLO JOFRÉ
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