29/1/15

Neandertales y humanos modernos



Primera prueba física del cruce entre neandertales y humanos modernos
Científicos hallan un cráneo de hace 55.000 años en una cueva prehistórica de Israel
Se sabe desde hace tiempo que los europeos hemos heredado cerca del 4% de nuestros genes de los neandertales, la otra especie humana inteligente que reinaba en el viejo continente cuando los primeros hombres modernos llegaron a Europa. Y eso significa que ambas especies tuvieron por fuerza que cruzarse en algún momento. Pero ¿dónde y cuándo?

Ahora, una nueva investigación revela que las características de un cráneo parcial descubierto recientemente en la cueva Manot, en Israel, muestran la evidencia más antigua que tenemos de que los humanos modernos, nuestros antepasados directos, cohabitaron en esa zona con los neandertales y se cruzaron con ellos hace 55.000 años. El hallazgo, que desafía la hipótesis según la cual las dos especies pudieron cruzarse hace 45.000 años en algún lugar de Europa, se publica esta semana en «Nature». «Se sospechaba que los humanos modernos y los neandertales estuvieron en el mismo lugar y al mismo tiempo, pero no existían evidencias físicas de tales encuentros –afirma Bruce Latimer, paleontólogo de la Case Western Reser ve University y uno de los firmantes del artículo–. Ahora, con este nuevo cráneo fósil, las tenemos».
Descubrir que los neandertales vivieron en otros lugares del Mediterráneo oriental, además de los ya conocidos, sitúa a las dos especies en la misma área y más o menos al mismo tiempo. La cueva Manot se encuentra en una región que los neandertales ocupaban de forma periódica, quizá cuando el hielo que cubría Europa los forzaba a emigrar hacia áreas más cálidas, como esta.
Manot es una cueva prehistórica que contiene una secuencia arqueológica impresionante y depósitos y cavidades espectaculares. Hasta ahora se han realizado en su interior cinco campañas de excavación entre 2010 y 2014. La cueva, además, se encuentra justo en medio de la única ruta terrestre practicable para que los antiguos humanos salieran de África hacia Oriente Medio, Asia y Europa. «Los humanos modernos y los neandertales –afirma Latimer– probablemente se encontraron mientras buscaban alimento».
El fragmento de cráneo, que apareció recubierto por una pátina de minerales producidos por la humedad del interior de la cueva, permitió a los investigadores Miryam Bar-Matthews, Avner Ayalon y Gal Yas’ur, del Servicio Geológico israelí, utilizar para su datación la técnica del uranio-torio y determinar que el fósil tenía una antigüedad comprendida entre los 50.000 y los 60.000 años.
Un cerebro pequeño
Según Latimer, el cráneo contenía un cerebro relativamente pequeño (cerca de 1.100 cm. cúbicos) respecto a la media de los humanos modernos, que se sitúa en los 1.400 cm. cúbicos.
Pero lo más interesante es que varios rasgos del cráneo se parecen extraordinariamente a los de los hombres modernos. En particular, los investigadores quedaron intrigados por la ausencia del «moño occipital», una formación ósea situada en la parte posterior del cráneo y muy común entre los neandertales.
El propósito de este abultamiento craneal, cuya forma recuerda a la del bollo de pan de un perrito caliente, pero con una ranura en el centro, es completamente desconocido. Y resultaba muy significativo que en el fósil de Manot, igual que en la mayoría de los humanos modernos, esa estructura estuviera ausente. Se desconoce si el cráneo perteneció a un hombre o a una mujer, ya que el arco superciliar, uno de los rasgos que permite diferenciar el sexo en los fósiles, no ha aparecido. Lo que sí está claro es que perteneció a un adulto, y que el fósil no está relacionado con otros huesos y dientes de ejemplares jóvenes que también se han encontrado en la misma cueva.
29 ene. 2015 JOSÉ MANUEL NIEVES  ABC 

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