VOLTAIRE
Y LA BELLA ÉMILIE
(…) Madame du Châtelet era una inquieta muchacha nacida en 1706 en una familia
de la nobleza de toga, y educada de manera privilegiada: sabía latín, inglés,
italiano, conocía sus literaturas y tenía debilidad por las matemáticas; una
filósofa interesada por la ciencia de su tiempo y a la cual se le debe, en
parte, la introducción y entendimiento en la Francia de su época de Leibniz y
Newton. Tuvo la suerte de tener cerca a Maupertuis, de quien aprendió, y de
cuyos conocimientos también se benefició Voltaire en sus escritos científicos
contenidos en las Cartas filosóficas.
De Émilie dijo Voltaire que era «mi amistad más
firme y respetable. Entiende a Newton, desprecia la superstición y, en pocas
palabras, me hace feliz » . Voltaire la conoció en 1733, como recuerda el
filósofo en sus Memorias. Él tenía treinta y nueve años; ella, veintisiete. Era
la esposa del marqués du Châtelet, un señor que convivió sin problemas con los
muchos amantes de su mujer.
Madame Du Deffand, algo celosa, hizo un retrato algo feo de la que fue
conocida como «La belle Émilie»: «Alta y flaca, sin culo, sin caderas, boca
aplastada, dientes escasos».
Pero ninguna mujer fascinó tanto y durante tanto
tiempo al curioso Voltaire. En esta biografía hay muchos personajes, porque es
una corte, incluso cuando Voltaire y madame andan apartados en una mansión en
el campo, en Cirey, por ejemplo, dedicados a sus estudios. Estaban entrelazados
en una red de dimes y diretes, intrigas políticas, amorosas, científicas,
literarias, teatrales, además de condenas en la Bastilla.
El gran rival de Émilie fue el rey Federico dePrusia, que quería a Voltaire para él: un hombre algo cínico enamorado de las
letras francesas. Émilie trató de acercar a su amante ilustrado a la corte de
Luis XV, y Federico lo quería en su salón. El prusiano escribió un Antimaquiavelo, para luego refutarlo con sus
acciones. Las tensiones fueron numerosas, llenas de un apasionado ingenio y no
exentas de peligros vinculados con las alianzas políticas.
En la guillotina
Además de mujer cultísima, Émilie fue ludópata; en
muchas ocasiones endeudó y casi arruinó a Voltaire, que odiaba el juego.
Durante el periodo de estos amores, Voltaire también conoció otra pasión, que
sus contemporáneos ignoraron, por su sobrina Denis. Ahora bien, nuestro gran
ilustrado era, al parecer, impotente desde los cuarenta y seis años, debido
probablemente a su mala salud (aunque vivió hasta los ochenta y tres).
Madame du Châtelet, que ya tenía tres hijos, quedó
encinta, en 1749, a los casi cuarenta y cuatro años, pero no de su marido ni de
Voltaire, sino de Saint-Lambert. Falleció tras el parto. El señor du Châtelet,
que no volvió a casarse, murió en la guillotina a los setenta y seis años, y
Voltaire en 1778.
Desde Cirey le había escrito Voltaire a Everard
Fawkener: « Una dama que lee a Newton, Locke, Adison y Pope, se retira de la
pompa y el barullo de París para cultivar en el campo el grande y amable genio
con que ha nacido, es más valiosa que su Constantinopla de usted y que todo el
imperio turco». Nada que añadir.
ABC CULTURAL Juan Malpartida 3.11.12
Émilie du Châtelet no es sólo importante por su amistad y amor con Voltaire. Hizo importantes contribuciones en la Física, Matemáticas, Filosofía... En el grabado siguiente la vemos interpretando el pensamiento de Newton, al que estudió, tradujo y difundió, y transmitiendo sus ideas a Voltaire , que las escribe en su obra Los Elementos de la Filosofía de Newton.
Émilie du Châtelet no es sólo importante por su amistad y amor con Voltaire. Hizo importantes contribuciones en la Física, Matemáticas, Filosofía... En el grabado siguiente la vemos interpretando el pensamiento de Newton, al que estudió, tradujo y difundió, y transmitiendo sus ideas a Voltaire , que las escribe en su obra Los Elementos de la Filosofía de Newton.
ResponderEliminarBuenísimo el libro, acabo de terminarlo y encima soy "fan" de Nancy Mitford
Gracias ISA por tu comentario. Yo todavía no lo he leído. Lo haré lo antes posible.
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